Trabajar varias horas al día frente a un escritorio o un ordenador no es bueno para la salud. Mantener una posición fija es perjudicial para los músculos, la circulación y la postura, y puede acarrear varios problemas. En primer lugar, es bueno hacer descansos para aliviar los músculos, pero sobre todo es bueno utilizar una silla ergonómica que le ayude a adoptar una posición correcta en su escritorio, minimizando así los daños causados por estar sentado durante mucho tiempo. Uno de los factores más importantes que afectan a la salud, especialmente a la de la espalda y los brazos, es sin duda la calidad de los sillas de oficina en la que se sienta cada día.
Las sillas ergonómicas son las más adecuadas y están diseñadas para proporcionar al cuerpo el apoyo que puede necesitar para permanecer en una posición durante mucho tiempo, algo que los propios músculos no pueden proporcionar.
Sin embargo, las sillas de oficina tienen la particularidad de no pertenecer a una categoría bien definida y delimitada. No existe la silla de oficina ideal para todo el mundo, sino que cada uno elegirá la suya en función de sus necesidades. Pero lo más importante es su durabilidad: la silla debe durar. Los modelos con una construcción robusta pueden costar más, pero siempre merece la pena la inversión. Por eso es importante encontrar uno que sea cómodo y tenga un buen soporte, lo cual es vital.
Factores decisivos a la hora de elegir una silla de oficina
Las características de las sillas de oficina siguen a grandes rasgos las de las sillas de juego, que se pueden ver en nuestra guía, pero naturalmente sus parámetros son menos “acentuados” ya que su finalidad/uso es diferente, aunque se sigue tratando de combinar lo útil con lo agradable, es decir, la comodidad con el bienestar de estar sentado durante muchas horas. En cualquier caso, veamos qué factores son tan importantes a la hora de elegir una silla.
Estructura general
De hecho, las dimensiones del producto son muy importantes, porque afectan a su comodidad y practicidad, por lo que nos referimos a los principales elementos que suelen componer una silla: respaldo, asiento, reposabrazos, altura máxima y mínima regulable.
- el respaldo debe ser inclinable y tener la anchura correcta;
- el asiento debe tener una capacidad de carga máxima de entre 100 y 150 kg;
- los reposabrazos deben ser ajustables en altura y profundidad, y sería ideal que fueran desmontables;
- También hay modelos con un reposacabezas ajustable que se puede adaptar a su altura. A veces también se incluye un cojín lumbar, de nuevo en los modelos de gama media/alta;
- La base y las ruedas también son bastante relevantes. Dependiendo del uso, podemos elegir entre una silla con ruedas, que permite desplazarse, o una con base fija para quienes necesitan estabilidad y no necesitan desplazarse.
Materiales y tapicería
Como ya se ha dicho, la silla debe tener una cierta durabilidad en el tiempo: por eso hay que tener en cuenta los materiales con los que está fabricada. De hecho, la elaboración de estos últimos permite comprender la resistencia del producto al desgaste, así como su capacidad de perdurar a lo largo de los años. Hay varios materiales de los que se componen las sillas: cuero auténtico o sintético, tela o plástico.
Normalmente se piensa en elegir el revestimiento que mejor combine con el mobiliario circundante. Esto es ciertamente importante para la parte estética. Pero no olvides elegir un material que también sea funcional.
Por lo general, los modelos de cuero auténtico pertenecen a las sillas de gama alta, mientras que los de imitación de cuero o tela se sitúan en la gama media-alta. Las sillas de plástico son ahora muy raras debido a su incomodidad y suelen ser de baja categoría.
Sin duda, un buen acolchado también aumenta la comodidad/durabilidad de nuestra silla. Un asiento bien acolchado es una silla que tiene todos sus lados bien redondeados y acolchados, mejorando la circulación sanguínea de nuestras piernas. También es preferible elegir reposabrazos acolchados para aumentar la comodidad de nuestros brazos.