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Los retrasos en la política de diseño ecológico cuestan caro a los consumidores y al medio ambiente

Según un nuevo informe de Coolproducts, se calcula que en 2030 los retrasos provocarán el equivalente a 5 millones de coches que emiten CO2.

El ecodiseño es la piedra angular de todo el proceso de producción, consumo y reciclaje: el diseño de un producto sostenible, la elección de los materiales y la forma en que éstos componen el objeto influirán en su uso, reutilización y eliminación. Las etiquetas energéticas adoptadas por la Unión Europea estiman el consumo anual de energía de cada producto y agrupan productos similares por clase de eficiencia energética, lo que permite a los consumidores hacer compras más informadas.

Un nuevo informe de la Organización Europea de Ciudadanos por el Medio Ambiente para la Normalización (ECOS) y la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB) para la coalición de ONGs Cool Products muestra que la actualización de las normas que regulan el diseño ecológico y las etiquetas energéticas es un paso clave para alcanzar los objetivos climáticos de Europa para 2030: el diseño ecológico y las etiquetas energéticas podrían satisfacer por sí solas un tercio de las necesidades de ahorro energético, para alcanzar el 55% de la reducción de emisiones para 2030 en la UE. Pero para entender el impacto que podrían tener las decisiones que se tomen en los próximos años, debemos dar un paso atrás.

Lo que se ha hecho hasta ahora

Según el análisis de Coolproducts, las normas de ecodiseño y etiquetado energético adoptadas hasta 2019 han reducido el consumo de energía y combustible de muchos productos y se estima que contribuirán a la reducción de las emisiones de gases domésticos relacionadas hasta aproximadamente 518 megatoneladas al año para 2030.

En 1992, el Consejo de las Comunidades Europeas adoptó la primera directiva sobre etiquetado energético, que abarcaba los principales aparatos domésticos. En 1994 se introdujeron las primeras etiquetas de la UE para los frigoríficos, que indicaban la clase de eficiencia energética de cada modelo en una escala de la A a la G. Una pequeña medida que ha dado grandes resultados: desde entonces, el consumo de energía atribuible a los frigoríficos ha disminuido en más de un 60%. En 2010, la Comisión introdujo las clases energéticas A+, A++ y A+++, un planteamiento que luego se abandonó en el nuevo modelo de etiqueta aprobado en 2019 y en vigor a partir de 2021, el de la A a la G, con un abandono gradual de la anterior clasificación.

En cuanto al diseño ecológico, el 8 de junio finalizó la consulta pública sobre la Iniciativa de Productos Sostenibles, una nueva legislación que pretende ampliar las normas de diseño ecológico a otros sectores, además del energético, el único que figuraba en la anterior directiva de diseño ecológico de 2009.

Otra iniciativa de diseño ecológico es EcoDesign Circle. Un proyecto de 2,78 millones de euros cuyo presupuesto fue cubierto casi en su totalidad por la Política Europea de Cohesión, que aportó casi 2,1 millones de euros, y la Federación Rusa contribuyó con 42.400 euros. Comenzó en la región del Mar Báltico en 2016 y desde entonces ha crecido hasta incluir actores de Alemania, Estonia, Finlandia, Lituania, Polonia, Rusia y Suecia.

EcoDesign Circle está formado por un equipo internacional de diseñadores, autoridades públicas e institutos de investigación que trabajan juntos para enseñar a fabricantes y diseñadores a hacer un diseño más sostenible, aumentar la capacidad de las pequeñas y medianas empresas para utilizar el ecodiseño y mejorar la cooperación entre los centros de diseño de los países implicados.

Los retrasos de la Comisión Europea

Las medidas de diseño ecológico deben actualizarse periódicamente para garantizar la regulación progresiva de los últimos productos sostenibles. Para coordinar este trabajo, la Comisión Europea publica un plan de trabajo cada tres o cuatro años, en el que se esboza una lista de nuevos grupos de productos que deben ser regulados. Por ejemplo, el estudio preparatorio del plan de trabajo 2020-2024 incluía la posibilidad de incluir una estación base de radio para la señal 5G y cargadores para vehículos electrónicos.

El actual plan de trabajo, publicado en 2016, llegó con 18 meses de retraso. Hasta ahora solo se han hecho efectivas el 25% de las actualizaciones de las normas previstas para el periodo 2016-2019, y no se ha concretado ni una sola medida de las diez novedades del plan.

Y el plan de trabajo para 2020-2024 se retrasará aún más que su predecesor: el estudio preparatorio no se terminó hasta mayo de 2021, con 17 meses de retraso sobre el periodo que debía cubrir. Además, la Comisión Europea todavía la está elaborando, por lo que se espera que se adopte con al menos dos años de retraso.

El atractivo de ECOS y EEB

Por ello, las organizaciones ecologistas hacen un llamamiento a la Comisión Europea para que asigne los recursos adecuados al desarrollo de la normativa sobre diseño ecológico y etiquetado energético, aumente la dotación de personal y aplique las medidas existentes.

En este sentido, creen que los retrasos provocarán 10 millones de toneladas de CO2 y emisiones adicionales cada año de aquí a 2030: el equivalente a 5 millones de coches más en nuestras carreteras, aproximadamente el número de coches matriculados en Bélgica.

Sin estos retrasos, los consumidores podrían ahorrar un total de 40.000 millones de euros en sus facturas energéticas entre 2020 y 2030: de media, los hogares europeos gastarían 110 euros más en energía de aquí a 2030.

Según el informe, la Unión Europea podría aspirar a objetivos más ambiciosos introduciendo normas adicionales para nuevos grupos de productos en el plan de trabajo de diseño ecológico 2020-2024 y aplicando una revisión exhaustiva de las normas existentes. Esto podría añadir hasta 58 megatoneladas anuales de reducción de emisiones para 2030, lo que equivale aproximadamente a las emisiones de Hungría y al 4% del esfuerzo total necesario para alcanzar el objetivo europeo de reducción para 2030. Además, podrían ahorrarse 30 megatoneladas de emisiones indirectas gracias a la eficiencia de los recursos, por ejemplo, aumentando la durabilidad de los productos.

Establecer plazos claros para la adopción de medidas legales con el fin de seguir el ritmo de la evolución tecnológica y la lógica del mercado será la única manera de alcanzar los objetivos medioambientales de Europa para 2030.

 

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